Los apoderados y cuerpo docente de la Escuela Alejandro Gidi, ubicada en el sector nororiente, definitivamente no soportan más los problemas generados por un terreno perteneciente al colegio, el cual ha sido utilizado como basural.
Pese a estar cercado con alambre, la comunidad educativa denuncia malas prácticas de personas que van a botar escombros y desechos domiciliarios. Piden fiscalización y que se le asigne un uso definitivo a este lugar.
En esta cruzada de los apoderados que no sólo involucra apelar a las buenas costumbres, sino que también significa un problema sanitario, se ha unido el establecimiento educativo en su totalidad.
Lo peor de todo es que, además, existe una sala cuna colindante, que ve peligrar la integridad de la salud de los menores que concurre a ese recinto y por ello la urgencia de tomar medidas.
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