Como dice el viejo refrán popular “no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague”. Llegó febrero y la ordenanza municipal que regula el comercio ambulante comenzó a regir.
Pero… no pasó nada. Como todos los días, los más de 300 vendedores ambulantes ubicados en el centro de la ciudad trabajaron como lo habían venido haciendo, a pesar de la incertidumbre que tuvieron durante toda la jornada.
Es que la aplicación de la temida norma no fue fiscalizada y la única preocupación de los comerciantes fue el posible desalojo que podría haber aplicado Carabineros, hecho que tampoco ocurrió.
De todas maneras los vendedores ambulantes se mostraron descontentos, ya que algunos no saben realmente cuando comenzará a regir realmente la ordenanza y resaltan la falta de entrega de información de parte del municipio local.
Destacaron, los comerciantes, que esperan que el municipio les otorgué un permiso que les permita mantenerse en este rubro, el cual en algunos casos significa su único ingreso por más de 15 años y reclaman que la gente que se dedica a esto, supera los 50 años de edad por lo cual no encontrarán trabajo en ningún otro lugar.
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