La historia de Eduardo Fuentealba Muñoz podrá ser catalogada de chocante, patética o triste. Pero lo concreto es que, agobiado por deudas y no poder pagarlas al carecer de trabajo, decidió tomar la decisión de vender uno de sus riñones.
Su aviso ya salió publicado en un diario de circulación provincial, y ahora se apresta a recibir ofertas. Está consciente de que se encuentra en un límite que pasó lo permitido legalmente en este país.
Dice estar sólo: hace un año, retornó desde Santiago, donde quedó endeudado con una financiera y una multitienda, por sobre los 2 millones de pesos. Su familia, compuesta por un hermano y tíos, sólo lo ayudan con lo justo y quiere recaudar lo necesario para vivir: 5 millones de pesos.
Insólito o no, Eduardo Fuentealba parece decidido a concretar su idea, si no encuentra un trabajo estable, dice ser útil para labores de huerto y construcción.
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